Si se reunieran los más calificados escritores, historiadores, geógrafos, arqueólogos, astrónomos, teólogos y exegetas del mundo, no lograrían realizar una reconstrucción de la historia antigua y moderna, o dar una descripción de la vida, pasión y muerte de nuestro Redentor Jesucristo más lógica, y perfecta que la mostrada por Ana Catalina Emmerick, con sus místicas contemplaciones. El penúltimo tomo de sus escritos fue aprovechado por Mel Gibson para realizar su película “la pasión de Cristo”, que tuvo singular acogida.
Esta extraordinaria monja, fue una humilde mística alemana, estigmatizada y visionaria agustina que vivió en el siglo XVIII. Fue predestinada por Dios para ser dotada de dones y bendiciones sobrenaturales tan especiales como ningún ser humano los ha tenido (salvo quizás la Virgen María), como ella lo afirmaba.
La recopilación de sus visiones sobre detalles ocultos de la vida de Jesús, María, los Apóstoles, la iglesia naciente, profetas y santos del Antiguo y Nuevo Testamento; al igual que pormenores de las historias sagradas, estuvieron a cargo del famoso poeta alemán Clemente Brentano, quien las reunió en varios tomos para provecho de las almas y defensa de la fe católica, ante las persecuciones de la que era víctima por parte de los enemigos de la religión; e igualmente, previendo la gran apostasía que se avecinaba llegar conlos albores del modernismo.
Clemente Brentano (1778-1842) era, junto a Wolfgang von Goethe y Heine, un filólogo y poeta del círculo de Heidelberg, que había colaboradocon los hermanos Grimm en la recogida de leyendas alemanas y la compilación del diccionario alemán. Participaba ardientemente en el movimiento intelectual que reaccionaba contra el acartonamiento dieciochesco y que después llamaron romántico, que buscaba la realidad en las tradiciones y el alma del pueblo. Brentano supo de Ana Catalina, la visitó y quedó tan impresionado que permaneció con ella hasta su muerte.
Tan pronto Brentano culminó su obra, fue de admirable recibo por parte de los círculos intelectuales y eruditos de entonces quienes quedaron impactados (incluyendo al gran Goethe) ante tal desborde de conocimientos culturales, religiosos, geográficos, demográficos, etc., por parte de una religiosa que nunca salió de su pueblo.
La vidente nos relata sobre el paraíso, el purgatorio y el infierno con más exactitud que Dante en su "Divina Comedia"; nos narra la caída de Adán y Eva con más erudición que Milton en "El Paraíso Perdido"; nos descubre las artimañas del demonio con más sentido que Goethe en "Fausto"; nos muestra la vileza del corazón humano con más realidad que Víctor Hugo en "Los Miserables"; nos presenta un análisis del alma más atormentador que en las obras de Fiodor Dostoievski; en fin, nos deleita con más dulzura y emoción que los mejores poemas pastoriles y novelas idílicas de la literatura universal.
Supera en extensión y profundidad a las revelaciones de la Magna Santa Hildegarda Von Bingen, de Santa Matilde, Santa Gertrudis, Teresa Neumann y otras videntes y estigmatizadas de nuestros tiempos. Confirma y complementa lo que han dicho los místicos santos y doctores católicos de la realidad sobrenatural.