La paciencia es mantener el ánimo mientras el reloj interno se calibra con reloj externo.
Nadie se pone en la caja del supermercado más larga. Nadie espera en la parada el siguiente transporte sin necesidad. No nos gusta esperar.
Esto tiene una importancia crucial, incluso, en lo espiritual, porque los tiempos de Dios no son los nuestros.
La paciencia es una virtud que debemos desarrollar de su mano. Nos permite esperar por una resolución que sabemos que vendrá. Debido a que Dios maneja su agenda de manera distinta a la nuestra, necesitamos la paciencia para poder perseverar cuando la espera parece muy larga.
Solo puede desarrollar la paciencia quién tiene esperanza, porque sabe que esto que está viviendo no es temporal ni tampoco permanente. La paciencia permite sostener el ánimo porque sabe que algo mejor vendrá. Podemos tener esperanza, pero sin paciencia para esperar, la vida será desdichada.
Desarrollar la paciencia no solo nos ayudará a mantener la esperanza y no desfallecer mientras esperamos la intervención divina, sino que nos permite desarrollar nuestro carácter. Nos ayuda a enfrentar los desafíos de la vida cotidiana y en las relaciones personales.
La paciencia es mantener el ánimo mientras el reloj interno se calibra con reloj externo.
¿Estás listo para una “recalibración” interna? Adelante con esta lectura.