¿Y si fuera verdad que puedes ser contemplativo en medio del mundo? En el Catecismo sugiere que sí: "No se puede meditar en todo momento, pero sí se puede entrar siempre en contemplación, independientemente de las condiciones de salud, trabajo o afectividad. ¿Y si no fuera independientemente sino precisamente a través de esas condiciones?
Suena pretencioso si el fundamento lo pones en ti mismo y en la propia acción. Si los cimientos de esa vida contemplativa están en los regalos que Dios hace, ni suena pretencioso ni es algo exagerado, sin más es que Dios te envuelve con sus brazos y manos de madre y de padre, te recoge en su regazo y te da a conocer y sentir más íntimamente su maternidad y su paternidad. Tú tan feliz como hijo de Dios que se deja acoger como el niño que es abrazado por Jesús: “Y acercó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó”.
La contemplación y la búsqueda de ser contemplativo en medio del mundo tienen un doble actuar, que sería dejarse buscar por Dios y hacerlo de forma activa: un ascetismo sonriente contemplativo y contemplado. Activamente me pongo en disposición de amar a Dios, de servirle en los demás, de adorarle y pasivamente espero a que Él se manifieste cuando quiera.
El objetivo de estas líneas es hacer de altavoz a las enseñanzas de san Josemaría y de hacerlas resonar con las aportaciones de otros autores como Franz Jalics, Thomas Keating, Pablo d’Ors, san Juan de la Cruz y otros tantos que han recorrido este camino antes que nosotros.
Abre los regalos que la vida, tu vida, te brinda y vívela a pleno pulmón. El premio es ya el camino, hacer el bien y disfrutar del cielo en la tierra.
Suena pretencioso si el fundamento lo pones en ti mismo y en la propia acción. Si los cimientos de esa vida contemplativa están en los regalos que Dios hace, ni suena pretencioso ni es algo exagerado, sin más es que Dios te envuelve con sus brazos y manos de madre y de padre, te recoge en su regazo y te da a conocer y sentir más íntimamente su maternidad y su paternidad. Tú tan feliz como hijo de Dios que se deja acoger como el niño que es abrazado por Jesús: “Y acercó a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó”.
La contemplación y la búsqueda de ser contemplativo en medio del mundo tienen un doble actuar, que sería dejarse buscar por Dios y hacerlo de forma activa: un ascetismo sonriente contemplativo y contemplado. Activamente me pongo en disposición de amar a Dios, de servirle en los demás, de adorarle y pasivamente espero a que Él se manifieste cuando quiera.
El objetivo de estas líneas es hacer de altavoz a las enseñanzas de san Josemaría y de hacerlas resonar con las aportaciones de otros autores como Franz Jalics, Thomas Keating, Pablo d’Ors, san Juan de la Cruz y otros tantos que han recorrido este camino antes que nosotros.
Abre los regalos que la vida, tu vida, te brinda y vívela a pleno pulmón. El premio es ya el camino, hacer el bien y disfrutar del cielo en la tierra.