Gabe
Me gusta ayudar cuando alguien está en apuros, y como Diane necesitaba un lugar donde vivir, le ofrezco mudarse a la buhardilla de la planta superior. Después de todo, ¿qué tan difícil podía ser tener una compañera de piso temporal?
Pues resulta que… muy difícil.
Vivir con ella está resultando físicamente imposible. No puedo evitar desearla siempre que se pasea por el salón. Cada vez que me responde con descaro, fantaseo con besar esa boca hasta que me suplique más.
Pero soy el jefe de su hermana y ese es un límite que no debería cruzar… ¿o sí?
Diane
Al principio dudé un poco en aceptar la oferta de Gabe, porque es el jefe de mi hermana. Pero Gabe es lo más. No solo es generoso y divertido (¡y está buenísimo!), sino también considerado.
Una noche, después de cenar en el centro de la ciudad, se comporta como un caballero y me acompaña a la puerta de mi casa. Solo que… consigo tropezar, romperme el vestido y mostrarle, sin querer, mis encantos en todo su esplendor.
¡Un desastre total! O eso creo.
El caso es que me planta el beso más ardiente de mi vida, de esos que te hacen temblar las piernas, te encienden la piel y te derriten la ropa interior. Y aunque acabo de salir de una ruptura infernal, no puedo resistirme a su encanto.
El problema es que no quiero poner a mi hermana en una situación incómoda por liarme con Gabe. Además, él y yo buscamos cosas distintas en la vida.
Me gusta ayudar cuando alguien está en apuros, y como Diane necesitaba un lugar donde vivir, le ofrezco mudarse a la buhardilla de la planta superior. Después de todo, ¿qué tan difícil podía ser tener una compañera de piso temporal?
Pues resulta que… muy difícil.
Vivir con ella está resultando físicamente imposible. No puedo evitar desearla siempre que se pasea por el salón. Cada vez que me responde con descaro, fantaseo con besar esa boca hasta que me suplique más.
Pero soy el jefe de su hermana y ese es un límite que no debería cruzar… ¿o sí?
Diane
Al principio dudé un poco en aceptar la oferta de Gabe, porque es el jefe de mi hermana. Pero Gabe es lo más. No solo es generoso y divertido (¡y está buenísimo!), sino también considerado.
Una noche, después de cenar en el centro de la ciudad, se comporta como un caballero y me acompaña a la puerta de mi casa. Solo que… consigo tropezar, romperme el vestido y mostrarle, sin querer, mis encantos en todo su esplendor.
¡Un desastre total! O eso creo.
El caso es que me planta el beso más ardiente de mi vida, de esos que te hacen temblar las piernas, te encienden la piel y te derriten la ropa interior. Y aunque acabo de salir de una ruptura infernal, no puedo resistirme a su encanto.
El problema es que no quiero poner a mi hermana en una situación incómoda por liarme con Gabe. Además, él y yo buscamos cosas distintas en la vida.
